EDITORIAL

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Competitividad: un salto con garrocha

En la actual sociedad globalizada, podríamos comparar la competitividad con la prueba atlética de salto con garrocha, que consiste en sobrepasar una barra horizontal denominada listón, colocada a una altura determinada.

Para ello, es necesario utilizar una vara larga de material flexible, llamada garrocha o pértiga, en la cual el atleta, después de tomar impulso, se apoya para alcanzar grandes alturas y así conseguir pasar por encima de la barra horizontal, sin tumbarla. La idea es lograr la mayor altura. Veamos:

A la competitividad se le atribuye que un país, empresa o persona sobresalga sobre otro competidor, y ser la base de éxito en el desarrollo de una actividad personal, empresarial o de nación (en otras palabras, esto se constituiría en la vara horizontal que hay que superar para poder mantenerse o ganar la carrera). 

Ahora bien, para ser competitivas, las empresas deben evaluar regularmente su entorno empresarial, identificar sus fortalezas y debilidades y hacer ajustes en consecuencia. Esto incluye innovar, invertir en tecnología, mejorar la calidad de los productos y servicios, capacitar y actualizar al capital humano (los trabajadores), pero también involucra el apoyo y compromiso de los gobiernos (a través de políticas, regulaciones, infraestructura y telecomunicaciones), y cambios en la estrategia de marketing y branding (todo lo anterior se traduciría en la fortaleza física y mental que debe poseer el deportista, pero también en la calidad y resistencia de la garrocha).

La globalización ha tenido un impacto significativo en la competitividad empresarial, llevando a la creación de un mercado global más interconectado y competitivo, aumentando la competencia entre las empresas y creando nuevas oportunidades para el crecimiento y la expansión.

Por consiguiente, la competitividad tiene repercusiones internacionales significativas. Cuando las empresas son competitivas, pueden aumentar su participación en el mercado global, expandirse y aumentar su rentabilidad.

Suiza tiene todas las credenciales en materia de competitividad mundial, por lo que es el partner perfecto para un país emergente como Colombia, que, si bien no tiene números perfectos, sí está en el camino correcto y con la compañía indicada, toda vez que puede aprovechar la experiencia y las fortalezas del país europeo para adaptar estrategias competitivas y desarrollar una gama de alternativas que la lleven a puerto seguro.

Silvia Gutiérrez Díaz

Directora Ejecutiva